viernes, 5 de marzo de 2010

Las primeras impresiones de este zoon politikon

Aristóteles, un no muy conocido compatriota de Chiflágoras, Yanni y Nia Vardalos (me costó mucho trabajo encontrar nombres de tres griegos famosos) dijo en alguno de sus libros que el hombre es un "zoon politikón", es decir, un "ser social". Lo anterior implica, entre otras cosas, que por nuestra naturaleza humana necesitamos una constante y perpetua relación con otros individuos que comparten tal naturaleza. Y es sobre la primera etapa de cada una de estas relaciones que hablaré en este post.

Resulta que, como bien dijo el griego ese, casi todos los días nos topamos con nuevos brothers en nuestras vidas. Algunas veces la presentación es sin aviso previo (es decir, el brother ese cae de la nada), otras veces te acaban presentando a un alguien a quien ya habías visto varias veces en determinado medio. Cuando pasa esto último, es bastante normal que desde antes de que te la/lo presentaran tuvieras un concepto, idea, juicio o impresión sobre él o ella: un prejuicio.

"Pero Mikjail... Los prejucios son malos, no? Es malo tenerlos! Belcebú, Luzbel o "el patas de cabra" está detrás de cada prejuicio!!"

NO! Tener prejuicios sobre personas que no conoces es tan natural como las lagañas. Sabes bien, mi querido moralista de ultra derecha, que no puedes evitar tener prejucios sobre ese "wey" de tu escuela, despacho, oficina, familia, club deportivo o club de fans de Yuri, el cual creativamente fundaste con el nombre de "El apagón". No, no te sientas mal. Tus prejuicios no te vuelven una mala persona, o al menos no siempre.

Ha sido precisamente por ese temor a ser condenados por nuestros múltiples prejuicios que en una velada sabatina en el hogar del famoso Señor Wasamara desarrollamos un sofisticado sistema de clasificación del "prejuicio de la primera impresión". Con base en tal sistema, los prejuicios de la primera impresión se pueden clasificar o dividir en cuatro categorías o, mejor dicho en este foro, cuatro montoncitos, mismos que están determinados por las presunciones que tienes de lo que sucederá cuando te presenten al sujeto y la flexibilidad que tendrás ante tal presunción. Los montoncitos responden ante la actitud general de cada individuo, es decir, ante la actitud que tiene cada sujeto en la mayoría de los casos que se le presentan. Estos son los montoncitos:

A)Presunción positiva estática: Nos encontramos ante el optimista a ultranza. Las letras de Leonardo Favio como "hoy yo quiero a todo el mundo y el mundo me quiere a mí" son sus sagradas escrituras. Presume que toda la gente, toda, le va a caer bien y no está dispuesto a cambiar al respecto. Todos son increíbles! Como estos sujetos hay pocos y lo más probable es que me caigan mal...

B)Presunción positiva dinámica: El optimista realista. La postura más común y, a mi entender, correcta. Este tipo de sujetos piensan:"sí, la verdad todos esos desconocidos no me han hecho nada, por lo que no tengo porque tener nada contra ellos". Pero concluyen diciendo "ya lo conoceré, igual no está tan padre". Son como ese profesor que dijo que todos tenían 10 y que depende del trabajo de cada uno podían mantenerlo o ir bajando...

C)Presunción negativa estática: El nefas. Todos le caen mal y no tiene la más mínima intención de darles una oportunidad de probar lo contrario. Es por eso que sus viernes y sábados se destinan a dos actividades principalmente: pasar largas tardes frente al monitor viendo manga, leyendo reviews de juegos o jugando Halo (or whatever geeks play nowadays), o bien jugando Dungeons and Dragons o similares con amigos que odian de igual manera a la cruel sociedad integrada por those damn bullies que les bajaron "el pants" en el pasillo de la preparatoria.

D)Presunción negativa dinámica: El nefas que "da chance". Encuentra fallitas en todos los desconocidos y las extrapola hasta un "me caga". "Pero brother, ni siquiera lo conoces!", le dice la ñoña de su amiga. Lo positivo de este sujeto es que sí les da una oportunidad. Es el profesor normal: empiezas con un cero y es tu chamba llegar al 10 (o hasta donde llegues). Es, en realidad, la presunción más cómoda: si estabas en lo cierto (osea, el sujeto era cagante) ganaste. Por el contrario, si estabas mal, ¡mejor aún! ¡qué agradable sorpresa!

Sí, es posible que mis descripciones hayan sido un poco tendenciosas y probablemente haya resultado obvio que yo me considero perteneciente a la última categoría. Pero bueno, quién soy yo para juzgar sus prejuicios. Como bien dicen los yucas: cada cabeza es un mundo.

Y ustedes? En qué categoría caen? Opínenle...