domingo, 2 de agosto de 2009

La otra mitad de la culpa

Hoy fui a comer con mis padres y Franky Doodles a un restaurante localizado en la zona comercial que se encuentra frente al fraccionamiento en el que se ubica el inmueble en el que habito, del cual mis padres son propietarios, por lo que no les puedo decir que es “su casa” (osea, de ustedes), pero si un día van, sin duda les abriremos las puertas y los dejaremos pasar… Y seremos buenos anfitriones… Porque un vaso de agua no se le niega a nadie…

Anyway… Terminamos de comer y resultó que tanto mis padres como Franky tenían planes en lugares distintos a mi destino (el inmueble arriba referido), y ni a unos ni al otro les “quedaba de camino” dejarme. Decidí pasar a comprar una bebida en el Starve Us y caminar hasta mi hogar.

Pasé pues a comprar una bebida cuya apariencia era la de un frappé de guacamole (o Guacaccino), y comencé a caminar hacia el lugar donde simplemente resido. Fue precisamente durante esa caminata cuando encontré el tema del post de este domingo:

Me llamó la atención lo poco pedestrian friendly que resultó ser el fraccionamiento en el que vivo. Fueron 6 o 7 las ocasiones en las que tuve que caminar por la calle debido a los bloqueos en la banqueta. Me topé con coches (sí, sobre la banqueta), botes de basura, bolsas, árboles sin podar, montones de cemento y arena, etcétera, que simplemente no me permitían el paso, obligándome a rodearlos por el arroyo vehicular.

Muchas veces había pasado en mi coche por las mismas calles por las que caminé hoy y había visto a peatones, la gran mayoría de ellos trabajadores de la construcción y trabajadoras domésticas, caminando por la calle, al margen de la banqueta. Incluso llegué a criticarlos por ello. Hoy entendí por qué lo hacen y entendí que la culpa es de los habitantes de la colonia.

Es muy común escuchar a las señoras de la zona hablar de lo peligroso que es que “los chavos” manejen tan rápido, que somos unos inconscientes y que por nuestra imprudencia podemos causar graves accidentes con los niños que juegan en las calles de la zona. Ciertamente, “los chavos” hemos tenido la culpa de muchos de los accidentes en dicha zona. Sin embargo, y con base en lo anterior, creo que estas señoras y “sus maridos” tienen la culpa de otros muchos accidentes; al menos potencialmente. Son ellas las que bloquean o permiten que se bloqueen las banquetas de afuera de sus casas y ponen en peligro a los peatones. Ellas, por supuesto, ni lo reconocen ni lo notan; desde sus mini vans no se ven las banquetas bloqueadas. Considero que su proceder es tan inconsciente, imprudente y peligroso como manejar a una velocidad superior al límite de 40 km/h.

Supongo que el problema de la inconsciencia hacia el peatón no es exclusivo de mi colonia; más aún, supongo que en otras zonas las molestias para los peatones son mayores. Yo caminé sólo hoy y por gusto. Mucha gente lo hace a diario y por necesidad. Hay que ser conscientes. No hay por qué hacérselo más complicado…

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