Nota preliminar:
Fallé tan pronto como pude. Había prometido ser un bloggero responsable, de aquellos que no dejan su blog sin novedades durante más de una semana, de aquellos que, conscientes de la responsabilidad que implica ser el autor de un sitio visitado por millones de lectores ávidos de un splash cultural, no admiten la posibilidad de dejarlos desamparados. Rompí con tan importante y honorable promesa en cuanto se presentó la primera oportunidad de hacerlo y debería sentirme avergonzado; debería. Naturalmente, la botana no se hizo esperar y tendré que mejorar esos hábitos. (Hasta aquí la nota preliminar)
Muchos saben que la lista de cosas que me molestan es más bien extensa, casi tan larga como la de personas de las que he dicho "me caga". Dentro de la primera lista existe una categoría (o montoncito), que lleva por nombre "las presunciones gastronómicas".
Le llamo presunciones gastronómicas a todos aquellos conceptos que los prestadores de servicios culinarios toman por verdades que no requieren ser consultadas con el cliente y que, según mi criterio, deberían ser consultadas invariablemente. Un par de ejemplos:
1.- ¿En qué momento de la historia se volvieron los frijoles un ingrediente básico e indispensable de una torta? La torta, en su forma más básica consiste de un pan y el ingrediente del que sea la misma. Haciéndola un poco más compleja se pueden llegar a admitir algunos otros ingredientes como básicos: mayonesa, chiles (presunción que la cultura nacional me ha forzado a aceptar), queso... Pero el frijol es demasiado! Y no es que no me guste; simplemente no creo que forme parte de la esencia de una torta y que, si el señor restaurantero acostumbra ponérselo, debería preguntármelo primero.
2.- ¿Por qué cuernos si omito decir cómo quiero mis chilaquiles y/o enchiladas me las dan verdes? Señor restaurantero: en virtud de que suele haber sólo 2 tipos de chilaquiles (verdes y rojos), la probabiliad de que cualquier persona quiera los suyos rojos es del 50% (la misma probabilidad que las verdes, por si no le salieron las cuentas). En mi caso en particular, la propensión al chilaquil escarlata aumenta a un 99.979%. Nada le cuesta instruírle a su mesero que me pregunte cómo quiero mis chilaquiles!
¿Qué opinan? ¿El que está mal soy yo? ¿Soy tan intolerante a los malos meseros como lo era el señor que sopeaba su concha en agua a la lactosa? ¿Acaso tenemos que llegar al absurdo de las Tortugas Ninjas Adolecentes Mutantes (qué mal título!!), que al ordenar su pizza hacían énfasis en que la querían "sin anchoas", seguramente porque el estúpido pizzero le ponía anchoas a todas las pizzas? ¿Necesitaban preocuparse por ese tipo de cosas mientras un jabalí punketo estaba afuera atacando civiles? ¿Se dan cuenta de cuán peligrosas pueden llegar a ser las presunciones gastronómicas?
Nótese la ausencia de anchoas en la pizza que degustan.
Al final, creo que este tema se reduce a una cuestión de gustos. Sin embargo, creo que si existen opiniones divididas, se debe consultar.
domingo, 19 de julio de 2009
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No sé qué es peor, los dependientes ineficientes que no te preguntan o los que te ofrecen sin que tu lo pidas, porque también es terrible.
ResponderEliminar‘Señorita, que tal si le preparamos una michelada’ – no gracias – ‘Bueno, le recomiendo nuestras famosísimas margaritas’ – no gracias – ‘O también le puedo ofrecer un cocktail con fresa y plátano’ – no gracias – ‘Bueno, qué tal un tequilita’ – no gracias –
Todo esto, me lo dijo UN solo mesero en menos de 2 minutos. Creo que no fui lo suficientemente clara cuando le pedí agua mineral.
Has mantenido eso del bloguear responsablemente y te aplaudo.
ResponderEliminarPero como una opinión, el frijol como ungüento en emparedados, le suma la caloría necesaria para el trabajador-clase-media promedio.
Es rico en proteína y flatulencia.
jajajaja! excelente post maestro!!! le felicito mi asiduo ciberamante de la filología... y némesis de los frijoles en las "tortugas".
ResponderEliminarConcuerdo con el señor "Untaljuan", además funcionan como argamasa para darle rigidéz y estabilidad al platillo que ya varios galardones le ha valido.
ResponderEliminarjajajaja, el jabalí punketo, jajajaja